martes, 26 de enero de 2010

A la mierda

Y llega el momento en que te hartas.
Te hartas de que se te queden mirando cuando pasas, como si no te dieras cuenta.
Te hartas de que hablen de ti como si no estuvieras delante.
Te hartas de la hipocresia, la vanidad y las mentes cerradas.
Te hartas de que crean entender como te sientes, y de que finjan que les importa.
Te hartas de ese silencio incómodo que sigue a las frases demasiado sinceras.
Te hartas de no encajar en ningun sitio, de pensar que no perteneces a este lugar.
Te hartas de la necesidad de la gente por todo lo innecesario.
Te hartas de los que creen saber lo que te hace falta, cuando son incapaces de comprender que el problema es que te sobra TODO.
Te hartas de todos los que no ven más allá de su ombligo (o de su cinturón D&G).
Te hartas del silencio, te hartas del ruido, de las conversaciones vacías y de las rebosantes de palabras que le dan vueltas a un espacio en blanco.
Te hartas de la gente demasiado educada, y de las que en su puta vida no han conocido la palabra respeto.
Te hartas del mundo. Te hartas de la nada.
Y entonces, cuando te has hartado de todo, es cuando decides mandarlo todo a tomar por el culo y dejar de intentar encajar en un mundo en el que no quieres estar.
Total, seguro que también te acabas hartando de eso.

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